Vivimos en un mundo ruidoso: noticias alarmantes, opiniones constantes, distracciones digitales, ansiedad… Sin embargo, Dios promete paz completa —no parcial, no momentánea— a quienes deciden fijar su mente en Él.
Esa paz no viene de tenerlo todo bajo control, sino de confiar plenamente en quien sí lo tiene. Perseverar en Dios implica recordarlo, meditar en Su Palabra, orar, y no dejar que el miedo tome el volante. Cuando lo hacemos, el caos externo no tiene poder para sacudirnos por dentro.
Reflexión:
¿Dónde está enfocada tu mente hoy? Si estás perdiendo la paz, tal vez es momento de reajustar tu mirada a Aquel que nunca cambia. Su paz está disponible ahora.
Oración:
Señor, en medio del ruido y las distracciones, quiero enfocarme en Ti. Guarda mi mente y mi corazón con tu paz. Ayúdame a confiar, a descansar en tu soberanía, y a vivir desde tu presencia. En el nombre de Jesús, amén.