El perdón es una de las expresiones más poderosas del amor cristiano. Dios nos perdonó a nosotros primero, liberándonos de la culpa y dándonos una nueva oportunidad, y nos llama a hacer lo mismo con quienes nos han herido.
Perdonar no es simplemente olvidar o justificar el mal, sino liberar el corazón del resentimiento y la amargura que destruyen la paz interior y las relaciones.
Cuando perdonamos, reflejamos la misericordia de Dios y abrimos puertas para la sanidad y la reconciliación.
Reflexión:
¿Hay alguien en tu vida a quien necesitas perdonar? ¿Te has perdonado a ti mismo?
Hoy, da un paso de fe y entrega ese rencor a Dios. Recuerda que el perdón es también para tu libertad y bienestar.
Oración:
Padre misericordioso, gracias por perdonarme. Ayúdame a perdonar a los que me han ofendido, liberando mi corazón de toda amargura. Llena mi vida con tu amor y paz. En el nombre de Jesús, amén.